Por: MAYRA DANIELA CORONADO MUÑOZ 11 I
En homenaje a su labor…
La escritora Isabel Allende afirma que solo muere quien es olvidado, pero para quienes quedamos en esta infinita desolación es impensable dejar en el pasado la voz, la sonrisa, el carisma y la alegría que tanto caracterizaba a Alberto Fajardo Oliveros, quien hoy descansa en el reino de los cielos y permanecerá vivo en los corazones de los que lo conocimos.
Su amor por la docencia lo llevó a ser motivo de inspiración para quienes tuvieron la dicha de asistir a sus clases, para quienes lograron adquirir siquiera una parte de sus conocimientos y, sobre todo, para quienes lograron compartir, más allá de lo académico, cada una de sus experiencias. Hoy con inmensa tristeza nos despedimos de Alberto, una excelente persona, un ejemplo de superación y a quien le debemos un sentido homenaje.
Ahora, más que nunca, agradecemos por su vida, por su trayectoria y por cada uno de los corazones a los que les brindó sus enseñanzas. Le agradecemos por dejar un legado para los caqueteños y para la Universidad de la Amazonia, lugar en donde se desempeñaba como coordinador del Doctorado de Ciencias Naturales y en el que, sin lugar a dudas, sembró importantes semillas en pro de la juventud.
El profe Alberto, como le decían cariñosamente sus estudiantes, fue pieza fundamental en la consolidación del Alma Máter y el desarrollo regional, por lo que su trabajo estará vigente y se conservará sin importar el pasar de los años y la situación actual que aqueja a la ciudadanía; pues si bien es cierto, aunque las medidas preventivas planteadas por el gobierno ante la crisis generada por el Covid-19 exigen el distanciamiento social, cada uno, desde casa, extendemos nuestras oraciones a la docente Irma Stella, quien hace parte de nuestra institución, a su familia y a cada una de las personas que hoy sienten la partida de quien por más de treinta años fue gestor de la investigación y la formación.
Y sí, nunca es fácil dar el último adiós, nunca es fácil aceptar que una parte de la vida misma se nos está siendo arrebatada, pero con el mismo amor que él, en su paso por el mundo quiso regalar; deseamos para cada uno de ellos, la fortaleza y la convicción de que, de manera indiscutible, el profesor Alberto estará presente en su vida, en ese camino que deben seguir recorriendo aún en los momentos más difíciles y estará guiándolos para que estén llenos de éxitos, de muchas bonanzas y de esa alegría que a él tanto lo consumía.
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