El viento se lleva un suave susurro,
Señal de vida de quien se fue,
Las armas entran,
Y quien se había ido
Ha vuelto.
La triste madre visita a su pequeño,
Que ya no es tan pequeño,
Que sus ojos ya no brillan.
Y el tiempo es escaso,
Pero el amor de madre sempiterno.
El déjá vu invade la mente
Cuando se pisa su tierra;
Y aquellos versos de amor, de guerra,
De muerte y nostalgia,
Son entregados a quien dio la vida.
Que se quemen los versos,
Que sea esta noche,
Fue su petición.
Pasaron días y días esperando
El amargo beso de la muerte,
Aquel que nunca llegó,
Pero que en cambio trajo la guerra.
Muerte,
Vida,
Muerte,
Vida.
La claridad de los anuncios es nula,
Que si Aureliano está vivo,
Que si es un santo.
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