Es mucho más rentable adquirir insumos y materias primas del extranjero, que producirlas en el país.

Docente Julián Pacheco
Luego del pasado Paro Nacional, que determinó un sinnúmero de protestas a lo largo y ancho del territorio nacional por algo más de tres meses, la situación y el panorama general de los colombianos no parece mejorar; la vigente crisis económica, la desigualdad y discriminación social, la grave situación de la pandemia, las constantes y cuestionadas políticas de gobierno. Todo ello ha generado un fenómeno devaluativo de nuestra moneda que impacta directamente en la productividad del país.
Los constantes bloqueos de la principales vías del país afectaron de manera directa el suministro de insumos y materias primas a la cadena productiva nacional, lo que generó un fenómeno de desabastecimiento generalizado en distintas regiones del país, que causaron a la postre efectos inflacionarios localizados que fueron en detrimento del poder adquisitivo de la población y de los objetivos propios del paro.
Pero más allá de los reclamos populares, alejándonos de las causas sociales, es necesario analizar la crisis del desabastecimiento, la cual estuvo enmarcada por la no movilización de materias primas, de productos de la canasta básica y todo tipo de combustibles, lo que desencadenó una sobre especulación en el mercado y una especie de pánico económico nacional que puso al pueblo en contra del mismo pueblo.
Según Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, las consecuencias de los 1.200 bloqueos en distintas regiones del país, arrojaron como consecuencia la no movilización de 700.000 toneladas de mercancías, la disminución al cero por ciento de acopio de inventarios en las industrias manufactureras y unas pérdidas que oscilaron en 465 millones de dólares.
Es necesario tener en cuenta que desde el año de 1991, con la apertura económica del presidente Gaviria, el país empezó a adentrarse en los umbrales del libre comercio como efecto de la globalización económica instituida por las potencias mundiales, lo que generó en esa época y actualmente, una quiebra generalizada de miles de entes productivos nacionales que no estaban preparados técnicamente para competir con la mercadotecnia extranjera, y como parte de una política de Estado que se agudiza e incentivada por los distintos mandatarios que han pasado por la Casa de Nariño.
Debido a esto, los diferentes sectores de la producción nacional han tenido que especializar su operación, y en muchos casos sustituirla o declinarla, producto de los múltiples TLC’s firmados con potencias de varias latitudes que dejan en desventaja a los connacionales, debido a que es mucho más rentable adquirir insumos y materias primas del extranjero, que producirlas en el país.
Asimismo, la adopción de nuevas técnicas administrativas y de gestión empresarial por parte de la mayoría de profesionales gerenciales del país, han contribuido a instalar en el mercado nacional técnicas extranjeras novedosas, en las que por ejemplo, los inventarios se racionalizan en sus justas proporciones, maximizando de esta manera la liquidez de las empresas, que buscan a como dé lugar, rentabilizar en mayor medida sus inversiones.
En consecuencia, la reducción de los inventarios al interior de las organizaciones, viene fomentada por la asimilación de técnicas de gestión empresarial que tienen un rotundo éxito en los países asiáticos, pero que debido a nuestra idiosincrasia y problemática social actual, no cumplen con su objetivo, encasillados en la reducción de las actividades que no aportan valor; la reducción de los procesos; la reducción de la mano de obra cualificada; la simplificación de los ciclos productivos; la disminución de los costos y desperdicios; el incremento de la flexibilización operacional; el incremento de la eficiencia empresarial y la instauración de un modelo de mejoramiento continuo permanente.
Finalmente, hay una realidad que no se puede ocultar, los desabastecimientos de inventarios y sus ya conocidas consecuencias serán cada vez más recurrentes en el país, ya sea producto de la problemática social cada vez más desigual, por las políticas impositivas y lesivas de los gobiernos de turno o por las causas naturales como las que aquejan a nuestra región, que debido a la ola invernal agudizada por el cambio climático, nos tiene incomunicados frecuentemente con el interior del país.
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