Por: Maria Paula Molina — 03 de febrero de 2020, 4:03 p.m.
Cada vez es más común el uso de la tecnología en nuestro diario vivir, todos los aspectos de nuestra vida se han permeados casi inevitablemente de esta como una herramienta para facilitar nuestros trabajos, y la educación no es la excepción. Si bien estas pueden aportar muchos beneficios como acompañamiento activo
y desarrollo, también puede funcionar como un arma de doble filo que podría causar complicaciones en el proceso formativo, por lo que es necesario que se logre hacer un buen uso de estas para aprovechar sus ventajas al máximo.
Según los resultados de un estudio hecho en la Facultad de Educación Ciencia y Tecnología de la Universidad Técnica del Norte de Ecuador por estudiantes de la misma, se determinó que el uso de los dispositivos móviles potencia la interacción dentro y fuera del aula, estimulando la exploración, la comunicación, el pensamiento crítico y reflexivo. Además de incentivar el aprendizaje comunicativo, la introducción la tecnología en el área formativa, ha permitido reafirmar y debatir argumentos teniendo en cuenta la ventaja que nos da al posibilitar la globalización y obtención de la información de manera casi instantánea, dando espacio a la formación de un espíritu crítico. Así mismo permite dinamizar las clases y darles un mayor alcance, logrando la obtención de contenido y la ruptura de las barreras del espacio para así sacar el mayor provecho a la información, cambiando la estructura tradicional de la educación, basada mayoritariamente en una impartición más conceptual a una más participativa e interactiva.
Sin embargo, aún con todos los beneficios que traen estas, se pueden convertir en una problemática si no son usados de manera adecuada, ya que tal como afirma Cristina Velázquez, coordinadora pedagógica del Programa e-ducadores Online de la INSPT (Instituto Nacional Superior del Profesorado Técnico) de Buenos Aires, “El éxito del aprendizaje móvil dependerá de nuestra capacidad para aprovechar al máximo las ventajas pedagógicas que ofrecen los dispositivos” y si no se logran aprovechar efectivamente estas facultades será contraproducente, generando así desorden, dispersión y distracción, que no permite a los estudiantes enfocarse en las clases haciendo que pierdan la concentración y noción del tiempo, y así mismo el propio interés por el aprendizaje al no entender lo que les es propuesto en estos espacios por preferir saber el estado de determinada red social, provocando cierta dependencia hacia estos. Esto a su vez puede llevar a otras cuestiones como la desinformación y entorpecimiento del proceso formativo.
En definitiva, en esta era en la que nos encontramos no es factible negar el uso de la tecnología con fines educativos. Esta nos ofrece muchos recursos que se pueden integrar para apoyar este proceso pedagógico y fortalecer habilidades e intereses entre los estudiantes, estimular el trabajo en equipo y el pensamiento crítico reflexivo, por lo que al hacerlo también se estarían limitando estas posibilidades de aprendizaje. No obstante, se debe tener en cuenta que lo beneficioso o perjudicial que pueda resultar el manejo de estas herramientas en el proceso educativo depende del uso que se le dé, que en última instancia fortalecerá la auto disciplina.
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