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Orientación escolar

Encuentro Nacional de Docentes Orientadores en Cúcuta

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Durante la mañana de este jueves 16 de noviembre hasta el próximo sábado 18 de noviembre, se dio inicio con el Encuentro Nacional de Docentes Orientadores en el Salón de eventos del Hotel Bolivar, en la ciudad de Cúcuta. Es así como Mayerli Fernández, Orientadora escolar de la Institución Educativa Sagrados Corazones, hace presencia en esta importante jornada, como representante de la SEM de Florencia.

Uno de los grandes retos de la Secretaría de Educación del Norte de Santander en el marco del Comité Departamental de Convivencia Escolar y la construcción participativa de su política “Pacto por la Educación Norte de Santander” ha sido identificar la apropiación de la convivencia como un fin esencial del Estado, un derecho y deber de la ciudadanía. Lo que ha requerido la coordinación institucional para la gestión de la convivencia y la transformación de la conflictividad, en especial en territorios de difícil acceso. Esto implica que la institucionalidad y las comunidades han de focalizar acciones y desarrollar acuerdos que permitan la transformación de situaciones que afectan la vida, la integridad y la convivencia en las comunidades educativas. (Portal web Red Docentes Orientadores).

Hoy, la Red de Docentes Orientadores, como iniciativa de los docentes de los municipios PDET y Ocaña, y con el apoyo de Colombia Transforma; GIZ Propaz / GOPA, Consejo Noruego para Refugiados y Save The Children se propone mejorar las capacidades para responder a la conflictividad en el entorno educativo, trabajan por una estrategia para lograr una cultura para vivir en paz y transformar el contexto educativo, grandes aportes para las Instituciones Educativas de Florencia.

¡Felicitaciones a Mayerli Fernández, Docente orientadora de la IE Sagrados Corazones,  por su participación en este gran evento!

 

 

Orientación escolar

Hacía el Reconocimiento de la Inteligencia Emocional

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El ser humano es una de las creaciones más excepcionales del universo, está maravillosamente dotado de numerosos sistemas que a través de un trabajo conjunto operan armoniosamente para conservar el estado de salud del mismo y mantener la homeóstasis o balance que se requiere para estar en equilibrio.

Uno de sus componentes fundamentales es el cerebro, el cual controla el pensamiento, los sentimientos, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje y el movimiento, es decir, controla todas las funciones del cuerpo, enviando los mensajes a través del sistema nervioso, el cual está compuesto por el sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) y el sistema nervioso periférico (nervios que se extienden por todo el cuerpo).

En el caso de la memoria, el pensamiento y el lenguaje que se llevan a cabo en el cortex cerebral también conocido como la ‘materia gris’, han sido motivo de estudio desde diferentes perspectivas “incluyendo la neurología, psicología, sociología, filosofía, las diversas disciplinas antropológicas, y las ciencias de la información -tales como la inteligencia artificial, la gestión del conocimiento y el aprendizaje automático-” (Suárez, 2016, pág. 5), a partir de las cuales se plantean amplios debates en cuanto a las relaciones que se establecen entre los unos y los otros.

De acuerdo a Ortiz Ocaña (2009) citando a Ander-Egg (2008), estos procesos cognoscitivos utilizados de manera creativa y coherente en la actividad y en la comunicación del ser humano con sus pares y con el medio que le rodea, contribuyen a estimular el desarrollo de la inteligencia, la cual ha sido definida de diversas formas, que la reconocen desde el potencial genético- herencia, hasta el aprendizaje social, es decir, desde lo innato y lo adquirido o lo biológico y lo social, lo que significa que, aunque se nace con diversas potencialidades marcadas por la genética, éstas se pueden desarrollar o deteriorar dependiendo del entorno social, psíquico y cultural donde se desenvuelva y coevolucione el ser humano.

Una de las definiciones que en la actualidad cobra especial importancia es la desarrollada por el psicólogo norteamericano Howard Gardner quien la define como “la capacidad de resolver problemas, o de crear productos que sean valiosos en uno o más ambientes culturales”, lo que da lugar a comprenderla desde lo plural, ya no se trata de hablar de inteligencia, sino de inteligencias, por el reconocimiento de la diversidad de capacidades y habilidades. Es así como nace la teoría de las inteligencias múltiples (1985, 1988), en la cual se hace una distinción entre las diferentes formas de inteligencias, quedando contenidas de la siguiente manera:

La intrapersonal (capacidad para desarrollar un conocimiento profundo de uno mismo), la interpersonal (capacidad para relacionarse con los demás desde la empatía y la interacción social), cinésticacorporal (coordinación de movimientos), lingüística (capacidad para usar el lenguaje en todas sus expresiones y manifestaciones), lógico-matemática (capacidad de resolver cálculos matemáticos y poner en práctica un razonamiento lógico), espacial (percibe el entorno visual y espacial y lo transforma), musical (capacidad de percibir y expresarse con formas musicales) y naturalista (capacidad de observar y estudiar los elementos que componen la naturaleza, objetos, plantas, animales).

A partir de esta teoría Daniel Goleman retoma las dos inteligencias personales (intra e inter) y publica en 1995 el libro Emotional Intelligence, en este desarrolla el concepto de inteligencia emocional definido como, “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”, lo que permite entender que la inteligencia emocional está relacionada con la capacidad para la autoreflexión o para identificar las propias emociones y gestionarlas adecuadamente y con la habilidad para reconocer lo que los demás están pensando y sintiendo, lo que conduce a desarrollar habilidades sociales, empatía, asertividad, optimismo, entre otras.

Según Goleman (1995) citado por Jaimes Campos (2011), “Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad” (pág. 11). Desde esta perspectiva se reconocen dos tipos de inteligencia, la personal, que está compuesta por competencias como la conciencia emocional de sí mismo, el auto control y la auto motivación; y la inteligencia interpersonal compuesta por las competencias de empatía y las habilidades sociales, las cuales permiten afrontar de manera satisfactoria y responsable los retos de la vida.

Consecuentemente y a manera de conclusión, desarrollar inteligencia emocional se constituye en la oportunidad de lograr un adecuado equilibrio psicológico que conlleve al bienestar personal; se ha comprobado que, a mayor inteligencia emocional, menor número de síntomas físicos, menos ansiedad social y depresión, más estrategias para solucionar los conflictos, mejor rendimiento académico y laboral, mayor salud mental y mejores ambientes de convivencia en los diferentes contextos, familia, escuela, trabajo. Por lo tanto, vale la pena revisar que tan inteligentes emocionales somos y como podemos fortalecer en el día a día, este tipo de inteligencia que resulta tan útil para aprender a ser y aprender a convivir desde supuestos mucho más humanizantes.

Referencias bibliográficas

Calle Márquez, M.G., Remolina De Cleves, N.R., y Velásquez Burgos, B.M. (2011). Incidencia de la inteligencia emocional en el proceso de aprendizaje. Obtenido de https://revistas.unicolmayor.edu.co/index.php/nova/article/view/176/352#:~:text=El%20sistema%20l%C3%ADmbico%20o%20parte,t%C3%A1lamo%2C%20cuya%20funci%C3%B3n%20es%20procesar

Jaimes Campos, M. (2011). Estilos de pensamiento e inteligencia emocional en estudiantes de psicología de dos universidades públicas. Lima, Perú: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Facultad de Psicología. Unidad de Post Grado.

Ortiz Ocaña, A. L. (2009). Aprendizaje y comportamiento basado en el funcionamiento del cerebro humano: emociones, procesos cognoscitivos, pensamientos e inteligencia. Hacia una teoría del Aprendizaje Neuroconfigurador . Barranquilla, Colombia: Corporación Educativa del Litoral.

Suárez, A. (2016). Introducción a la Psicología de los Procesos Cognoscitivos. Compilación y adaptación. Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD. Obtenido de https://repository.unad.edu.co/bitstream/handle/10596/10800/Compilaci;jsessionid=B74701A900214DADA0368CFF5ABFF020.jvm1?sequence=1#:~:text=Los%20Procesos%20Cognitivos%20son%20los,pueden%20ser%20conscientes%20o%20inconscientes.

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Eventos 2022

Corazonistas ambientalistas

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El pasado miércoles 9 de marzo, se llevó a cabo en nuestra institución educativa la inauguración del servicio social que realizarán estudiantes de los grados décimo y undécimo en convenio con la Policía Nacional, a este evento asistieron representantes de la secretaría de Educación Municipal, el Mayor Juan Orrego, el Señor rector Fabio Espinosa Pinzón, la orientadora escolar Mayerly Fernández, delegados de la alcaldía Municipal e ingeniería ambiental, quienes estuvieron atentos ante la agenda establecida por miembros de la Policía Nacional, seccional Caquetá.

Este Programa Cívico Juvenil “Amigos de la naturaleza”,  busca que nuestras estudiantes sean líderes en el cuidado de la biodiversidad y medio ambiente, es así como participarán de diferentes actividades, charlas y eventos que aporten al cuidado de la naturaleza.

Agradecimientos especiales a los miembros de la Policía Nacional Seccional Caquetá, por apoyar y acompañar a nuestras estudiantes en el cumplimiento de su servicio social.

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Orientación escolar

DEPRESIÓN: PROBLEMA COMPLEJO, ASUNTO DE TODOS.

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Orientadora Escolar                                Mayerly Fernández

 

La depresión representa un grave problema de salud pública que amerita mayor aproximación no solo en términos de origen y antecedentes, sino a partir de una mirada que, desde la prevención y los sistemas de ayuda, permita desmitificarla y comprenderla en escenarios cercanos, reales y cotidianos. Al respecto, uno de los principales asuntos por trabajar es la comprensión misma del concepto, el cómo se nombra y se reconoce, pues en la actualidad es común asociarla a estados de tristeza, bajones de ánimo y llanto, que no ameritan mayor importancia, que se pueden manejar con “fuerza de voluntad” porque es pasajero e intrascendental, desconociendo que dependiendo de la recurrencia y/o frecuencia con el que se presente y de la asociación a otras características, las cuales serán motivo de consideración en párrafos posteriores, nos encontramos frente a una situación realmente compleja.

Algunos estudios aseguran que la depresión “representa la cuarta causa de discapacidad en cuanto a la pérdida de años de vida saludables” (Berenzon, Lara, Robles, & Medina-Mora, 2013), esto significa que el impacto que tiene en el individuo trasciende a lo individual, familiar, laboral, académico y social, con consecuencias múltiples que dependiendo de la intensidad de los síntomas pueden afectar de manera parcial o total, la funcionalidad de las áreas de ajuste; en el ámbito educativo por ejemplo, suele tener afectación en el rendimiento académico y en el desarrollo afectivo y social del estudiante (Mancipe, 2019).

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) “la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés y placer, sentimientos de culpa, baja autoestima, trastornos del sueño y apetito, sensación de cansancio y falta de concentración”, que incluso puede llevar al suicidio, lo que la convierte en la actualidad, en la segunda causa de muerte a nivel mundial que aunque afecta a personas de todas las edades, la población femenina, juvenil comprendida entre los 15 y 29 años y los ancianos, han sido catalogados como los más propensos a padecerla (Universidad Javeriana, 2021).

En Colombia se cuenta desde el año 1998 con una Política de Salud Mental que ha tenido ajustes de acuerdo con la Política de Atención Integral en Salud y con los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Mental realizada en el año 2015. En la actualidad se prepara un documento (Conpes) que tiene cuatro ejes: promoción de la salud mental y la convivencia social; prevención y atención integral de los problemas y trastornos mentales; prevención y atención integral de los trastornos asociados al consumo de sustancias psicoactivas, y atención psicosocial a poblaciones vulnerables. Esto deja entrever que se están tomando algunas medidas que permiten realizar intervenciones más acordes con las necesidades particulares de los colombianos (Universidad Javeriana, 2021, párr. 16).

En el caso específico de la depresión, es necesario localizar los síntomas más relevantes para su detección y prevención; de acuerdo con Mancipe (2019) citando a Hoyos Zuluaga, Lemos Hoyos y Torres de Galvis (2012), los de mayor impacto son:

Biológicos: Una mirada multifactorial de esta problemática implica la comprensión de factores como: alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso central, herencia, entre otros.

Psicológicos: En el crecimiento y desarrollo del adolescente puede verse vulnerado en aspectos como el aprendizaje, la personalidad, la planeación y toma de decisiones, su sistema de creencias y vínculos afectivos, entre otros.

Sociales: influyen de acuerdo al contexto cultural, nivel socioeconómico, acceso a la educación, oportunidades de crecimiento, entre otros (pág. 9).

A partir de lo anterior es posible comprender que hablar de depresión es pensar en una problemática multicausal que requiere un abordaje multidisciplinar teniendo en cuenta que existen diversos factores de riesgo, los cuales son relacionados por la Organización Mundial de la Salud (2019) en el siguiente orden:

Haber sufrido algún episodio depresivo antes.

Tener antecedentes familiares de este trastorno.

La pérdida de seres queridos.

La soledad.

Estrés continuo.

Tener problemas para relacionarse con los demás.

Situaciones conflictivas en el entorno (por ejemplo, el trabajo u hogar).

Haber sufrido traumas físicos o psicológicos (maltrato físico, abuso sexual).

Padecer una enfermedad física seria o problemas crónicos de salud.

El consumo de algunos medicamentos (puede consultarlo con su médico).

Abusar del alcohol o consumir otras drogas.

Tras el parto, algunas mujeres son más vulnerables a la depresión. Los cambios hormonales y físicos junto con las nuevas responsabilidades con el recién nacido pueden ser difíciles de asumir.

Tener una personalidad con alguna cualidad extrema (inseguridad, dependencia, hipocondría, perfeccionismo, autoexigencia) predispone a padecer depresiones.

Estos factores deben llevar a reflexionar en la importancia que tiene conocer qué hacer, cuando al sentir que el estado de tristeza pasa de ser algo transitorio a algo persistente, que perturba la calidad de vida de quien lo afronta. Lo primero es reconocer los síntomas, no sentir vergüenza, ni miedo en buscar ayuda, tenga en cuenta que, la depresión es una enfermedad que requiere atención de profesionales expertos y entre más rápido se acuda a ellos, mejor pronostico en la recuperación. Conviene aclarar que el psiquiatra hará un diagnóstico en el que si así se requiere, suministrará tratamiento farmacológico o de medicamentos que ayuden a mejorar la forma en que el cerebro utiliza ciertas sustancias químicas naturales como la serotonina; el psicólogo realizará psicoterapia en la que se proporcionará al paciente, nuevas estrategias de afrontamiento para sentirse mejor y prevenir futuras recaídas, posiblemente remitirá a un psicólogo especialista en familia, quien podrá trabajar con los familiares del paciente, como sistema de apoyo aliado en el favorecimiento del bienestar y la salud mental de su familiar.

No olvide que la orientación escolar del Colegio Sagrados Corazones está comprometida con la promoción de la salud mental de todos y cada uno de los actores del colegio. Siempre se abrirán espacios de escucha para quien lo requiera.

 

Referencias bibliográficas

 

Berenzon, S., Lara, M., Robles, R., & Medina-Mora, M. (Enero-Febrero de 2013). Salud pública de México, 55(1), 74-80. Obtenido de https://scielosp.org/pdf/spm/2013.v55n1/74-80/es

Mancipe, R. (2019). La depresión en adolescentes y sus efectos en el rendimiento escolar: Una Revisión Sistemática. Universidad Cooperativa de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. Programa de Psicología.

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2019). MSD SALUD. Obtenido de Factores de riesgo de la depresión: https://www.msdsalud.es/cuidar-en/depresion/informacion-basica/factores-riesgo-depresion.html

Universidad Javeriana. (2021). Programa Intervenciones en Salud Mental PUJ-HUSI. Depresión en Colombia es más alta que el promedio en el mundo. Obtenido de https://www.javeriana.edu.co/mentalpuntodeapoyo/?p=281

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